miércoles, 19 de diciembre de 2012

Díganle al mundo. I




Cae la noche! Que alguien la agarre.


 Si la noche cae en esta ciudad
que suena a piano apurado
la va a desafinar.  
No es justo que caiga
sin que se puedan esconder
los decentes corazones mendigos
que ya soportaron tantas lunas en la nunca
sentados en la vereda 
contando las imperfecciones del asfalto.
Necesitan un respiro,
un descanso a la rutina
de permutar las sombras de madrugada
en ese gastado optimismo de encontrar lo que están buscando.
Piden a gritos
un mes entero de mañanas de Martes
para que la roída fé encuentre un remanso
en una siesta o en un mate.
¿No vé acaso a estos pordioseros
reanudar cada atardecer una sonrisa?
Por favor, que lo vea .
Esos ánimos errantes imploran misericordia
para reponer ojeras, comprar cigarrillos, buscar hojas nuevas
cambiar sábanas de una sola plaza.
Pero si esta noche cae
va a ser una masacre
y los barrenderos van a lidiar con cuerpos poetas
en  las esquinas de lo que pudo haber sido.
La oscuridad sin silbidos 
se va a llenar de grillos
y va a ser insoportable cuando haya amanecido.